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Como sabes, aparte de profesora normalista, soy terapeuta y he podido compaginar muy bien ambas cosas, la educación con la parte emocional, para hacer de esto, una educación holística, es decir, una educación integral con conocimientos y valores para la vida.

Hay muchísimos ejercicios y técnicas; pero hoy te quiero compartir las que nos han funcionado y que tú también como maestro, puedes llevar a cabo y compartir con tus alumnos.

Respirar

  • Esta estrategia es la más simple, la más rápida y la más eficiente para que salgas de la emoción del enojo ya que desintoxica el cuerpo y oxigena las células. 

Ejercicio

Inhala por tu nariz la mayor cantidad de aire que puedas y cuando llegues al máximo, sostén el aire unos diez segundos y exhala despacio, para que también llegue oxígeno a tu cerebro.  La idea es que lo hagas de manera continua, sin pausa. Haz este ejercicio 3 veces seguidas.  Si después de hacer estas respiraciones se sigue sintiendo mucho enojo, vuelve a repetir el ejercicio completo. Haz consciencia de esto. Habrá quien con una sola respiración profunda diga: “Ya estoy otra vez en mi centro, con mis cinco sentidos puestos aquí”. Y habrá quienes necesiten repetir el ejercicio varias veces hasta recuperar el equilibrio emocional. 

Meditar

  • Se requiere de un lugar tranquilo y sin distracciones. Está científicamente comprobado que tiene infinidad de beneficios para la salud como relajarte, favorecer la atención y concentración. Hay muchas formas de hacerlo. 

Ejercicio

Te comparto un ejercicio simple de meditación guiada para niños: “Siéntate con tu espalda bien recta, (o puedes dar permiso de que se recuesten) cierra tus ojos, presta atención a tu respiración, (puedes poner música suave de fondo) visualiza ahora que estás parado frente a una puerta color dorado. Abre la puerta y entra, observa que hay un jardín precioso muy grande, lleno de árboles frutales y flores de colores, observa bien todo y mira que en uno de esos árboles hay sillas a su alrededor, sillas de diferentes formas y tamaños. Camina hacia él, en ese árbol vive una hada, lindísima, con unas alas transparentes. Y te invita a sentarte en la silla que más te guste, ella te ofrece una taza con chocolate, pero las tazas son, ¡wooow! de muchos colores brillantes, te da una, mírala bien. La tomas con tus manos y empiezas a beber de ese rico chocolate, ¡mmm! Y conforme vas bebiendo  ese chocolate el color de la taza va cambiando…¡Qué interesante! ¿De qué color será tu taza ahora? Y sigues tomando tu chocolate poco a poco. Y mientras haces eso, miras a tu alrededor. Ahora el hada te ofrece unas galletas y tomas una que tiene una forma especial, ¿será de corazón, será redonda, será de trébol? ¿Qué forma tiene la tuya? ¡La pruebas y está deliciosa! Te terminas tu chocolate y la galleta y te levantas a colocar la taza sobre una mesita cuadrada y le das las gracias. Entonces ella te hace una reverencia y te dice:”Para servirte”. Y se te acerca y en tu oído te susurra unas palabras. ¿Qué te dice el hada? Le sonríes y le dices adiós con tu mano, le das las gracias de nuevo y regresas al centro del jardín. Te diriges hacia donde está la puerta dorada, la abres y entras. Observa que estás de nuevo aquí. Poco a poco siente tus pies, tus piernas, empieza a moverlos y despacio  comienza a abrir tus ojos. Bienvenido, ¿Cómo estás? ¿Te gustó este viaje al Jardín de las hadas?”.

Reír

  • Otra de las cosas que puedes hacer para elevar tu frecuencia es reír. Cuando te carcajeas mueves 430 músculos de tu cuerpo. Tu sistema inmunológico se eleva, todas las hormonas de la felicidad se manifiestan como una cascada por todo tu cuerpo.  Aunque no tengas motivos o deseos de reírte, puedes ponerte un lápiz entre los dientes, (mordiéndolo) en ese momento el cerebro capta ese gesto y se activa el mecanismo del bienestar.

Ejercicio

 Te comparto este ejercicio de yoga de la risa: “Vamos a imaginar que estamos de vacaciones  por Hawái. Allá practican una respiración que se llama “Aloha”, te la voy a explicar: Vas a levantar tus brazos (diciendo) “Aloooo” y luego los vas a bajar (riendo) “jajaja”, aunque no te estés riendo de verdad”.   Sucede que tu cerebro capta que te estás carcajeando y libera endorfinas, que provocan bienestar y felicidad. (Repítelo 3 veces).

Escribir

  •  Es una práctica muy reconfortante el escribir aquello que no te atreviste a expresar durante el día, en cualquier entorno, sea familiar, profesional o social; de esta forma liberamos cualquier emoción que necesita salir.

Ejercicio

Este es un ejercicio excelente: Puedes hacerlo por las noches, con un cuaderno, empieza a escribir, por ejemplo: “Hoy cuando estuve en la escuela, mi compañero… y me sentí …. “ y empieza a buscar ese vocabulario emocional, sacude todas las emociones y pensamientos de baja frecuencia que guardaste en el día; disgusto, intranquilidad, estrés, enojo, tristeza, injusticia, carencias, culpas, etc. Empieza a hacer un diario de emociones de cómo te vas sintiendo para que desarrolles esta capacidad de soltar. Y después de eso, verás que te sientes más ligero, porque habrás hecho espacio para algo mejor. Te sentirás aliviado.

Como puedes ver, son ejercicios muy sencillos; que elevan tu frecuencia y te conectan rápidamente con tu bienestar. Practica y crea tu propia técnica.  Aprender a manejar este tipo de herramientas, disfrutarlas, vivirlas y compartirlas, será una inversión maravillosa para toda la vida, maestro.

Aprender a identificar las emociones es sumamente importante para desarrollarnos como personas y tú como maestro e incluso padre de familia, puedes ayudarle a desarrollar su inteligencia emocional, aquí te comparto algunas estrategias

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