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Hola, ¿Cómo estás maestro?, ésta semana le doy continuidad al tema de la respiración como una herramienta fundamental a utilizar para lograr estabilizar emociones, bajar nivel de estrés, potenciar la concentración y atención y desde luego, gozar siempre de muy buena salud. Si bien es cierto que durante el día, el proceso de respiración lo realizamos de forma automática, lo cierto es que hay que entrenarla para que se vuelva más profunda.  Y es que escuchamos mucho sobre todos los beneficios de respirar largo y profundo. Pero ¿Sabemos respirar así?, ¿Cómo llevar a cabo esta práctica correctamente?

Aquí te lo cuento:

Primero es importante distinguir las tres partes de la respiración: abdominal, torácica y clavicular. Una respiración completa se inicia en el fondo del abdomen, sube hacia el ombligo, se extiende hacia el pecho y finalmente, asciende hasta las costillas superiores y la clavícula. Durante la exhalación el proceso se invierte; primero se desinfla la parte superior, le sigue el pecho y después se vacía el abdomen, de manera que el ombligo se retrae y se acerca a la columna vertebral. Veamos paso a paso este proceso.

Respiración abdominal:

Es respirar con normalidad concentrándose en el ombligo. Comenzar a inhalar muy lenta y profundamente por la nariz. Llenar el vientre de aire y dejar que se infle. A continuación, exhalar e ir llevando el ombligo hacia atrás hasta que no quede aire en él. Practícalo. Repite esta respiración varias veces. Puedes apoyarte colocando las manos sobre tu vientre; al inhalar, empuja el abdomen hacia las manos y al exhalar, presiona suave hacia adentro.

Respiración pectoral:

Inhalar lentamente, pero sólo con los músculos situados entre las costillas. Concentrándose en esta parte del cuerpo y sintiendo cómo se expande. Expulsa todo el aire; pero no utilices el abdomen. Practícalo. Respira de este modo durante un minuto.

Respiración clavicular:

Contraer el ombligo y mantener duro el abdomen. Primero levantar el pecho sin inhalar y luego comenzar a inhalar lentamente expandiendo los hombros y la clavícula. Exhalar sin bajar el pecho. Practícalo. Respira de este modo durante un minuto.

De esta forma, si se combinan los tres tipos de respiración, se estaría realizando una respiración larga y profunda.

Procura siempre mantener tu columna recta. Inhala con el abdomen. Suma a esto la respiración torácica y complétala con la clavicular. Lleva a cabo las tres respiraciones, muy lentamente, una detrás de la otra. Al exhalar, relaja primero la clavícula y a continuación, vacía el pecho y para acabar, contrae el ombligo hasta que hayas expulsado todo el aire.

¿Qué te parece? Leerlo pareciera algo complicado de realizar; pero no lo es, todo es cuestión de práctica.

Te invito a dejar de ver la respiración como un simple mecanismo de inhalar y exhalar y que le des la importancia que tiene, verás que al dominarla, conseguirás regular de manera consciente el flujo respiratorio, enfocar la atención y estar más presente y relajado. Y ayudará a gestionar mejor el estado de ánimo; sin duda, se obtiene una mejoría a nivel físico, mental y emocional.

Ahora que sabes cómo hacerla correctamente, no lo eches en “saco roto”, aplícala en ti y después llévala a la práctica con tus alumnos. ¿No crees que te pueda funcionar?  Si nunca la has aplicado con tus alumnos, inténtalo. Y escríbeme para que me comentes de tu experiencia. Me encantará leerte.

Si eres maestra de Preescolar, entonces déjame decirte que tengo para ti un programa perfecto con el cual te enseñaré a poner en práctica este y muchos más ejercicios:

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