Anteriormente se consideraba que el maestro debía transmitir conocimiento e información a los alumnos de forma unilateral, ya que el único que hablaba y dirigía la clase era el profesor; generalmente desde una postura rígida y autoritaria, enfocándose en cumplir programas educativos organizados con sobrecarga de contenidos, creando así, ambientes tensos y alumnos abrumados, con poca interacción, desarrollando inseguridades, limitando su capacidad natural creativa y con poca motivación por seguir aprendiendo. Definitivamente este método tradicional ya no es nada funcional en la actualidad, seguir educando desde esta perspectiva, es totalmente antipedagógico.

Los alumnos de hoy en día ya tienen acceso a toda la información con un clic, el maestro ya no es totalmente el proveedor de ese conocimiento, su papel es el de ser un guía, un facilitador que cree espacios de aprendizaje bidireccional, donde ambas partes colaboren y mantengan una estrecha comunicación mucho más libre y donde sean los alumnos los que participen más, los que propongan.

Tú como docente propicia actividades donde se desarrollen las destrezas y se pulan más las habilidades natas de los alumnos. Necesitas tener una mente abierta, liberarte de la rigidez y estar dispuesto a nuevas experiencias, a probar nuevos enfoques que brinden las condiciones propias para que el aprendizaje sea verdaderamente significativo. 

Nuevas generaciones, nuevos descubrimientos, nuevas tecnologías, no podemos esperar que la escuela sea la misma que fue para los alumnos de hace 50 años que para los niños y jóvenes de la actualidad. Antes bastaba un pizarrón, un libro de texto y alguna cartulina como herramientas básicas para llevar a cabo el proceso de aprendizaje; un sistema de enseñanza tradicional, obsoleto y ya nada atractivo para las nuevas generaciones que están a la vanguardia con el mundo digital.

En la escuela moderna los objetivos se establecen de acuerdo a los intereses y a las necesidades que emanan de los alumnos. Hay esa libertad de permitir a los chicos decidir cómo quieren aprender. Las herramientas digitales, si son utilizadas adecuadamente, facilitan mucho esa sensación de independencia, esa emoción que los alienta a descubrir, a transformar; esto es lo que favorece indudablemente su concentración y atención.

Así que analiza bien tus métodos actuales, ¿Son dinámicos? ¿Qué herramientas empleas para potenciar la experimentación? ¿Utilizan todos sus sentidos? y principalmente, ¿Encuentran útil y necesario ese aprendizaje para su vida cotidiana?

Como bien recordarás, años atrás la mayoría de las aulas escolares eran espacios que se limitaban a un cuarto de 4 paredes, con sillas y mesas, en ambientes quizá demasiado sobrios, donde resultaba muy complejo un óptimo desenvolvimiento y apertura por parte de los alumnos.

Se ha demostrado que el entorno es un factor altamente influyente en la asimilación de aprendizajes. El tiempo actual permite innovar y adaptar mejor estos espacios físicamente, para que se pueda dar una comunicación bidireccional y efectiva entre el profesor y los alumnos, en donde sea más un laboratorio que una sala de espera.

Este concepto se adapta perfectamente a los modelos de enseñanza en línea e híbridos, siendo propiamente una ventaja de los mismos. La armonía, la comodidad y el fácil empleo de diversos recursos en el espacio, hacen de la educación moderna un avance en la metodología y en la aplicación práctica de conocimientos.